El octavo martes: Hablamos del dinero.

 

Entraba el sol de la mañana por la ventana del viejo profesor que tenía a su espalda y caía sobre las flores rosadas del hibisco que estaba en el alféizar.
La charla que tuvieron este martes Mitch y el viejo profesor se simplifica en este trozo de texto: Siempre dicen que poseer más cosas es bueno: más dinero es bueno, más bienes es bueno, más comercialismo es bueno; más es bueno. Engullir algo nuevo; engullir un coche nuevo, engullir un bien inmobiliario, engullir el último juguete y después querer contarlo. Eso es en toda regla personas con hambre de amor. Abrazan las cosas materiales y esperan que éstas les devolvieran el abrazo de alguna manera. Las cosas materiales no ofrecen amor, delicadeza, ni ternura, al igual que el poder tampoco te ofrece ternura. Ni el dinero te dará el sentimiento que se busca, por mucho que se tenga. Por eso el viejo profesor el mismo día que supo que tenía una enfermedad terminal, perdió el interés por su poder adquisitivo, pero tenía una casa rica de una manera real, que es estar rodeado de personas que le dan amor, afecto y cariño, aunque su cuenta corriente se estuviera agotando rápidamente. Hay una gran confusión entre lo que queremos y lo que necesitamos: no necesitas el último coche deportivo, ni la casa más grande, porque la verdad es que, estas cosas, no te dan satisfacción, porque lo que la da no es el dinero, es tu tiempo, tu interés, tu compañía. Hay que dedicarse a amar a los demás, a la comunidad que te rodea y a crear algo que te aporte un norte y un sentido, no tiene nada que ver con un sueldo. Nos convencemos a nosotros mismos de que nuestras necesidades son realistas, que nuestra codicia es insignificante comparada con la de los famosos, y resulta ser una cortina de humo. Presumir ante los que están en la cumbre es en vano, porque te despreciarán de todos modos, y ante los que están por debajo, no harán más que envidiar. Un alto nivel social no te lleva a ninguna parte, sólo un corazón abierto te permitirá flotar equitativamente entre todos. Hay que hacer las cosas que salen del corazón y cuando las haces no estás insatisfecho, no tienes envidia, no deseas las cosas de otra persona. Por el contrario lo que recibes a cambio, es mucho más bueno para ti mismo.


Cada noche, cuando me duermo, me muero. Y a la mañana siguiente, cuando me despierto, renazco. MAHATMA GANDHI.



















Comentarios

  1. Buena reflexión, pero me cuesta conocer tu punto de vista. Tienes que hacer un esfuerzo por personalizar más las entradas!

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