Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2020

El quinto martes: Hablamos de la familia.

Imagen
  Era la primera semana de septiembre, la semana de la vuelta a clases. Boston estaba abarrotado de estudiantes que aparcaban en doble fila en las calles, que descargaban sus equipajes. Para grabar sus conversaciones, habían descartado los micrófonos de mano, porque al viejo profesor le costaba demasiado trabajo sujetar algo durante tanto tiempo. Entonces empezaron a usar los miniatura. Naturalmente, como el viejo profesor solo llevaba camisas de algodón blando que le caían sueltas sobre su cuerpo que se encogía cada vez más, el micrófono se hundía y se agitaba. Entonces Mitch se tenía que acercar a ajustarlo con frecuencia.  Cuando Mitch se inclinaba sobre él, oía su respiración trabajosa y su tos débil. El viejo profesor tenía fotos en las estanterías de niño con su abuela, con su hermano David, con su mujer Charlotte, con sus dos hijos Rob, periodista en Tokio y Jon, informático en Boston. El viejo profesor llama "la seguridad espiritual" de uno a saber que tu familia esta

El cuarto martes: Hablamos de la muerte.

Imagen
  El tema es la muerte, el primero de los enunciados de la lista de Mitch. El viejo profesor había escrito algunas notas en pequeños pedazos de papel blanco para no olvidarse de lo que quería decir. Su letra temblorosa ya era incomprensible para todos menos para él. Bueno, haciendo un inciso en el seguimiento del capítulo, quiero contaros que a mí me pasa algo muy parecido con mi amiga Silvia, que tiene parálisis cerebral, como a Mitch con Morrie, porque igual que él es el único que le entiende perfectamente su letra, a mí con mi amiga me pasa igual porque era la única que le entendía en clase y tenía que hacer como de "traductor" cada vez que hablaba para decirle a los demás lo que estaba diciendo.   👆 (refiriéndome a la letra del viejo profesor para los demás). Por la ventana del despacho se veían los setos de color espinaca del patio trasero. En la casa del viejo profesor había una última novedad: un aparato de oxígeno. Era pequeño y portátil, llegaba aproximadamente a

El tercer martes: Hablamos de los arrepentimientos.

Imagen
                                                                                                                                        ☝ Mitch, como cada martes llegó con las habituales bolsas de comida: pasta con maíz, ensalada de patata, tarta de manzana, y con una grabadora Sony. 👇 Las cintas magnetofónicas, como las fotografías y los vídeos, son un intento desesperado de robar algo de la maleta de la muerte. Mitch emprendió un proyecto de todo un año sobre el modo en el que el fútbol americano se ha convertido en Estados Unidos en un ritual, en casi una religión, en un opio del pueblo. EL AUDIOVISUAL, SEGUNDA PARTE. El viejo profesor llevaba una camisa azul de manga larga, tenía frío casi siempre, hasta cuando hacía treinta y dos grados al aire libre.  Le costaba pronunciar ciertas palabras: parecía que el sonido de la letra "ele" se le atascaba. Al cabo de algunos meses, quizás no fuera capaz de hablar en absoluto. Maurie Stain y el viejo profesor habían trabajado junt

El segundo martes: Hablamos del sentido de lástima por uno mismo.

Imagen
Mitch volvió al martes siguiente y durante muchos martes sucesivos, esperaba aquellas visitas más de lo que cabría suponer, porque cuando visitaba al viejo profesor le parecía haber dado un salto en el tiempo, y él se apreciaba más a sí mismo cuando estaba allí. Sus visitas al viejo profesor le parecían un baño purificador de amabilidad humana porque hablaban de la vida, del amor y de uno de los temas favoritos del viejo profesor, la compasión, y de por qué nuestra sociedad tenía tanta carencia de ella. Antes de visitarle, Mitch se pasó por un supermercado llamado Pan y Circo porque vio bolsas de ese supermercado en casa del viejo profesor. Se cargó de fideos con verduras, sopa de zanahoria y                                                                                         👇 Entonces el viejo profesor le llamó "el hombre de la comida" poniendo los ojos en blanco y sonriendo. Mientras tanto Mitch buscaba indicios del avance de la enfermedad. Los dedos le funcionaban lo