El decimocuarto martes: Nos decimos adiós.

 

El viejo profesor ya se pasaba una buena parte del día durmiendo hasta las 10 de la mañana, cosa que no era propio de él, nunca le había gustado dormir. Ya había llegado al punto de tener que tomar morfina para aliviar el dolor.

Mitch le trajo sopa, tartas de verdura y ensalada de atún, aun sabiendo que llevaba meses enteros sin masticar comida como aquella, pero se había convertido en una pequeña tradición, porque a veces cuando estás perdiendo a alguien, te aferras a la tradición que puedes.

Mitch le frotó la piel flácida, le acarició el pelo, le puso la palma de la mano sobre el rostro y sintió los huesos próximos a la carne y las lágrimas húmedas y minúsculas, como si salieran de un cuentagotas.

Graduación.

El viejo profesor murió un sábado por la mañana, había entrado en coma dos días después de la última visita de Mitch, aún aguantó una dura tarde, una noche oscura, fue el cuatro de noviembre, cuando sus seres queridos habían salido un momento de la habitación, dejó de respirar y como no, el día de su entierro fue un martes.

Va a parecer hasta mentira, pero es que mi abuelo también murió un cuatro de noviembre, o sea que para Mitch y para su familia es el peor día igual que para la mía, entonces puedo entender muy bien el sufrimiento de Mitch porque mi abuelo también era mi referente en la vida, pero por desgracia las mejores personas se nos van... Mi abuelo murió de cáncer pero también es horrible tener que pasar por las quimioterapias, radioterapias, TACS, biopsias, etc.

FIN.

El viejo profesor murió de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), en España se diagnostican 900 casos cada año y se estima que 4000 españoles la padecen.